Los conceptos IaaS, PaaS y SaaS son acrónimos, lo que quiere decir que están formados por una serie de siglas. Todos ellos coinciden en su terminación, ‘aaS’, que proviene de las palabras inglesas as a service, lo que significa ‘como servicio’.
Sin embargo, la primera letra es la que determina el servicio que ofrece la empresa que gestiona este tipo de soluciones.
- IaaS hace alusión a la infraestructura como servicio.
- PaaS, a la plataforma como servicio.
- Por su parte, SaaS ofrece el software como servicio.
Cada uno de estos términos hace referencia a una capa más profunda de cloud computing o gestión en la nube, una forma de operar que facilita más las cosas y abarata los costes cada vez a más empresas y que vamos a ver con algo más de detenimiento a continuación.
¿Te imaginas disfrutando del entorno digital de trabajo más completo sin tener que preocuparte de su mantenimiento o actualización permanente? Pues ahora es posible.
IaaS: infraestructura como servicio
El IaaS se basa en delegar parte de la infraestructura digital en un proveedor externo. Es decir, en vez de comprar unos servidores que habrá que mantener en perfecto estado de revista, los contratamos en el exterior y los utilizamos a través de una API puesta a nuestra disposición o un panel virtual.
De este modo, la empresa no paga por un equipamiento que no utiliza, sino que hace frente al coste real de cada recurso de hardware que usa, evitando también los sobrecostes que acarrea el mantenimiento de los equipos informáticos, así como del personal especializado a su cargo.
PaaS: plataforma como servicio
El sistema PaaS va un paso más allá que el IaaS, ya que además de solucionar la gestión de hardware en remoto a través de internet, se encarga también de alojar el software. Es decir, la empresa externa no solo se encarga de poner y mantener determinados equipos informáticos para almacenar información, por citar un ejemplo, sino que además proporciona toda una plataforma a las compañías para que no haya que preocuparse tampoco por la compra de licencias o la actualización de programas, que van incluidas en el precio.
Es decir, más allá de proporcionar únicamente herramientas físicas, un proveedor PaaS ofrece un entorno de trabajo virtual. Esto es especialmente útil, por ejemplo, para proyectos concretos en el tiempo para los que no merece la pena comprar un equipamiento y un software muy específico que no se volverá a utilizar.
SaaS: software como servicio
La solución SaaS es la más completa que existe en el cloud computing. El proveedor externo pone el hardware, el entorno de trabajo y el software al completo, con lo que se elimina de la ecuación el hecho de tener que instalar programa alguno en los equipos locales que se vean condicionados por unos dispositivos que pueden verse muy limitados en poco tiempo.
Dicho de otro modo, todo se realiza a través de un explorador de internet, por lo que no depende ni de la agilidad ni de la potencia de los ordenadores o tablets con los que cuente la empresa, sino que esta responsabilidad recaer sobre el proveedor al que se haya contratado.
Ejemplos de IaaS, PaaS y SaaS
A lo largo del texto hemos ido mencionando distintos ejemplos de IaaS, PaaS y SaaS. Desde contratar un servicio IaaS para almacenar información y no tener que comprar servidores propios para ello, a servicios PaaS que integran también una solución de software, pasando por proveedores como ARBENTIA, reconocido como partner número uno en modalidad SaaS de Microsoft Dynamics.
Encontrar una solución tecnológica que permita a una empresa crecer de forma escalable, permitiéndole evolucionar sin hipotecarse y de forma plenamente efectiva, es indispensable para resultar competitivo a día de hoy.