La nube desde la perspectiva del director financiero (CFO)
Es una obviedad decir, que la tecnología es una herramienta absolutamente imprescindible para mantener y aumentar la competitividad de la empresa. Esta afirmación siempre está en la cabeza de los responsables y directores financieros (CFO) a la hora de elaborar los presupuestos anuales de la organización para la que trabajan, ya que deben ser conscientes del mantenimiento y nuevas inversiones para los sistemas tecnológicos.
La dificultad de predecir cuándo se va a necesitar una nueva inversión o gasto es considerable, ya que existe una constante demanda desde las unidades de negocio para evolucionar los sistemas de información en todos sus sentidos; microinformática, ofimática, sistemas y por supuesto el amplio mundo del software de gestión: ERP, CRM, eCommerce, reporting & BI, etc. y cubrir estas necesidades implica tomar decisiones financieras con consecuencias que impactan a corte, medio y largo plazo.
El cloud computing y el pago por uso pueden ayudar a que el gasto en tecnología de las organizaciones se ajuste a sus necesidades con mayor precisión económica, sin fuertes inversiones pero impulsando la innovación y los procesos de transformación de la empresa. En este sentido, la nube puede ser el mejor aliado del director financiero (CFO).
11 razones para apostar por un software de gestión en la nube (pago por uso)
Para 2016, el uso del cloud computing significará el grueso de la inversión mundial en nuevas tecnologías, según Gartner.
El concepto cloud está muy próximo al de pago por uso, ya que este servicio se costea por suscripción (cuota fija) o por utilización, en función del consumo real efectuado, sin compra de infraestructuras, y con una gestión flexible de la demanda. Permite utilizar las soluciones más innovadoras con economías de escala, con un modelo sencillo y de gasto recurrente. Forbes estima que el ahorro medio en infraestructura se sitúa en el 23%.
La gestión incluye habitualmente el software de monitorización, la administración de los servidores, los servicios de copias de seguridad, los sistemas operativos y el CAU (Centro de Atención a Usuarios). Dentro de los costes informáticos, se pueden incluir las licencias del software y bases de datos, pagando un gasto recurrente por su uso, y otros conceptos como podría ser el posterior mantenimiento correctivo.
Una de las principales ventajas es que se paga lo que se utiliza, pero se puede ampliar la capacidad de forma dinámica y prácticamente sin límite. Se está “a la última” sin sorpresas, sin las inversiones y proyectos de cambio que implican la adaptación a nuevas versiones y a la evolución tecnológica, cada vez más rápida. Esto da a la empresa la posibilidad de que no se preocupe por nada que no sea su negocio real, su producto o servicio y sin tener que esperar a amortizar inversiones anteriores.
Las grandes compañías son conocedoras de las ventajas del pago por uso en software por lo que han apostado por el cloud computing con plena garantía de seguridad, rendimiento, eficiencia y sinergias. Es una tendencia en crecimiento, con posibilidades que se adecuan a múltiples necesidades. Pero está indicado para todo tipo de compañías, también para aquellas de menor tamaño que necesitan reducir costes, innovar sin grandes inversiones y aportar mayor certidumbre a sus previsiones de inversión y gasto informático. Según IDC, el 53% de las compañías ya han adoptado algún servicio cloud y el 80% está analizando sus opciones.